Jacques-Louis David: entre la revolución y el arte

 

Jacques-Louis David:

entre la revolución y el arte 

Nacido en París el 30 de agosto de 1748, Jacques-Louis David fue un pintor francés que ejerció gran influencia en la consolidación del Movimiento Neoclásico. La inspiración para sus obras proviene de los modelos escultóricos de personajes mitológicos greco-romanos, basándose en su austeridad y severidad, algo que cuadraba con el clima moral de los últimos años del Antiguo Régimen: la monarquía​

Desde el punto de vista ideológico, David llegó a ser un activo participante en la Revolución Francesa, a partir de la amistad mantenida con líderes del movimiento, como Maximilien de Robespierre. Finalizado el “Período del Terror” tras la caída de éste, el artista fue encarcelado, para alinearse más tarde al régimen político posterior: el de Napoleón Bonaparte. Fue en este momento cuando desarrolló el denominado 'Estilo Imperio', notable por el uso de colores cálidos al estilo veneciano, que más allá de la pintura influyó en todas las formas de expresión, hasta en el vestuario, el amoblamiento y la decoración de interiores.

Entre sus numerosos alumnos se destacaron Antoine-Jean Gros, Anne-Louis Girodet de Roussy-Trioson y el más conocido de todos: Jean Auguste Dominique Ingres.
En sus primeros años de vida, luego de mucho esfuerzo para imponer su vocación, logró vencer la oposición de los adultos y comenzó a frecuentar el taller de François Boucher, un lejano familiar quien en ese entonces era la máxima figura artística de la época. Boucher, en sus inicios había sido un pintor Rococó, cuando David inició los estudios en su taller se encontraba en el periodo más clásico de su pintura.

El valor del legado de David lo caracterizó como el pintor más influyente del arte francés del siglo XIX, en especial en el ámbito de la pintura académica que respondió más tarde a los rígidos principios de la estética dictada por la Academia Francesa de Bellas Artes.

Un transgresor desde edad temprana

Nacido en el seno de una próspera familia burguesa parisina, con nueve años de edad, su padre fue muerto en un duelo, dejándolo su madre al cuidado de sus tíos, los prósperos arquitectos François Buron y Jacques-François Desmaisons, quienes se ocuparon de que recibiera una esmerada educación en el Colegio de las Cuatro Naciones.

Transgresor y rebelde, David nunca fue un buen estudiante: durante las clases cubría libros y cuadernos con dibujos, manifestando contra los deseos de su madre y tíos que deseaban que fuera arquitecto, que quería ser pintor.


François Boucher “Retrato de Mme. Bergeret (1766) Óleo sobre 

lienzo que se halla en la Galeríanacional de Arte de Washington, Estilo rococó.


Boucher no fue el maestro directo de David, lo puso bajo el tutelaje de su amigo Joseph-Marie Vien, quien tempranamente había adoptado gustos clásicos frente al rococó imperante en la corte de los reyes franceses. Del taller de Boucher, David comenzó a asistir a la Real Academia de Pintura y Escultura, situada en lo que hoy es el Museo del Louvre. ​

Como alumno de la Academia, entre los años 1770 y 1774, David intentó cuatro veces obtener el Premio de Roma, consistente en una beca para una estadía de cuatro años en la Academia Francesa en Roma.

Se cuenta que una de las veces que le fue denegado el premio, el motivo se debió a que no había consultado sobre su participación a su maestro Vien, quien era uno de los jueces que lo otorgaba.

Otra negativa se debió a que algunos estudiantes habían estado compitiendo durante mucho años y Vien opinó que la educación de David en Italia podía aguardar un tiempo más, no así la de otros artistas mayores que él. Como medida de protesta, el joven David inició un huelga de hambre.

Finalmente, en su quinto intento de participación, en 1774, David ganó el concurso. Habitualmente, los premiados viajaban a Italia para asistir a otra institución, pero al ser nombrado Vien director de la Academia Francesa en Roma su gran influencia le permitió ingresar directamente un año más tarde a ese prestigioso centro de formación.

En Italia, pudo acceder a las ruinas de la antigua Roma. Deslumbrado, David llenó gran cantidad de cuadernos con numerosos bocetos que utilizaría en sus obras durante el resto de su vida.

En compañía del influyente pintor neoclásico Rafael Mengs, se familiarizó con las teorías pioneras del historiador de arte Johann Joachim Winckelmann. Durante esos años en Roma, estudió a los grandes maestros, siendo su preferido Rafael. En 1779, tuvo la oportunidad de visitar las ruinas de Pompeya, junto con el escultor François Marie Suzanne quedando asombrado por la belleza de los restos arqueológicos.

Las obras del primer período

David poseía una personalidad que no favorecía las relaciones sociales, no obstante, sus compañeros de la Academia reconociendo su extraordinario talento, solicitaron que al final de su estadía en Roma, le concedieran un año más en la institución.

Terminado su quinto año en Roma, regresó a París, buscando a quien influyera a su favor ante la corte. Logró ser nombrado miembro de la Academia Real, gracias a ello pudo enviar dos pinturas a la exposición en el Salón de 1781. Ambas fueron muy bien consideradas por pintores contemporáneos, aunque la administración de la Academia Real le era bastante hostil.

Una vez finalizado el salón, el rey le concedió autorización para alojarse en el Louvre, un privilegio antiguo y muy deseado por los grandes artistas. El contratista de los edificios reales, M. Pecol, quien estaba a cargo de los arreglos para que David se trasladara a los aposentos del Louvre, le pidió que se casara con su hija, Marguerite Charlotte.

El matrimonio le proporcionó al artista una situación económica estable y prestigio social, lo que le permitió la posibilidad de contar con un número considerable de alumnos propios. El monarca le encargó que pintase “Horacio defendido por su padre”, a lo cual el pintor se negó respondiendo que «Sólo en Roma puedo pintar romanos».

Para cumplir el deseo de regresar a la ciudad que despertaba en él tanta admiración, su suegro le proporcionó el dinero que necesitaba para el viaje, marchando a Roma con su esposa y tres de sus estudiantes más aventajados, uno de los cuales, Jean-Germain Drouais, era el ganador del Premio de Roma de ese año.

Establecido en Roma, David pintó su famoso "Juramento de los Horacios", obra que analizamos en nuestro canal de YouTube . Los temas y motivos greco-romanos volverían a reiterarse en obras posteriores como “El juramento del Juego de Pelota” y la “Distribución de las águilas”.



















Jacques-Louis David: “El juramento del Juego de pelota” 1789.
Obra emblemática de la Revolución Francesa.


Mientras que en “El Juramento de los Horacios” y “El juramento del Juego de Pelota” David enfatiza la importancia del auto-sacrificio masculino por el patriotismo, en la “Distribución de las águilas” planteará el auto-sacrificio por el emperador Napoleón y la trascendencia de la gloria obtenida en el campo de batalla.


Jacques-Louis David: “La distribución de las águilas” (1810)
Obra expuesta en el Palacio de Versalles- París.

El éxito de sus obras promovía que David ansiara ardientemente ser el director de la Academia Francesa en Roma, honor que en 1787 le fue negado por considerar el tribunal de selección que el artista era aún muy joven para aspirar a tan alta investidura, recibiendo la propuesta que en 6 a 12 años más volviera a postularse. Este hecho entre otros, hicieron que David arremetiera contra la Academia como uno de sus más férreos enemigos.
Para el salón de 1787, David exhibió su famosa obra “Muerte de Sócrates”.


Jacques-Louis David: “La muerte de Sócrates” (1787)

«Condenado a muerte, Sócrates, fuerte, calmado y en paz, discute la inmortalidad del alma. Rodeado por Critón, sus amigos lamentándose y estudiantes, está enseñando, filosofando, y de hecho, agradeciendo al Dios de la Salud, Asclepio, por la infusión de cicuta que le aseguraría una muerte pacífica… La esposa de Sócrates puede verse lamentándose sola fuera de la habitación, despedida por su debilidad. Platón está representado como un anciano sentado al final de la cama.»

Los críticos compararon a esta obra con la bóveda de la Capilla Sixtina pintada por Miguel Ángel y con las Estancias de Rafael. Uno ellos, después de visitar diez veces al Salón, lo describió como «perfecto en todos los sentidos». Denis Diderot dijo que parecía que había sido copiado “de algún antiguo bajorrelieve”.

La siguiente pintura, “Los lictores llevan a Bruto los cuerpos de sus hijos” atrajo enorme atención en ese momento: antes de la apertura del Salón, había comenzado la Revolución Francesa con el establecimiento de la Asamblea Nacional y la caída de la Bastilla.


Jacques-Louis David: “Los lictores llevan a Bruto los
cuerpos de sus hijos” (1789) Museo del Louvre.


Al borde del colapso, la corte trataba de evitar cualquier propaganda que pudiera agitar al pueblo, de modo que se estableció una férrea censura para comprobar el contenido y mensaje de todas las obras antes de que se colgaran en exposiciones públicas. Muchos retratos, aún de personas famosas, eran prohibidos si se sospechaba que pertenecían a alguna facción contraria a la monarquía. La información de los periódicos comunicando que el gobierno no había permitido que se exhibiera la obra reciente de David enardeció al pueblo que encolerizado al extremo, logró que los realistas cedieran y el cuadro se colgó en la exposición, protegido por un grupo de estudiantes de arte para evitar que fuera destruido.

La obra muestra al líder romano Lucio Junio Bruto, lamentándose por sus hijos muertos que intentaron derrocar al gobierno republicano para restaurar la monarquía. Ante el hecho, el protagonista ordenó sus ejecuciones para mantener el orden republicanos, pasando a ser Bruto el heroico defensor de los principios políticos, aunque le costase su propia familia. A la derecha del cuadro, la madre sostiene a sus dos hijas, y en el extremo derecho se ve a la abuela angustiada. Bruto, melancólico pero consciente de que su decisión ha salvado a su patria, se muestra sentado a la izquierda, solo y melancólico. La pintura es un innegable símbolo republicano, la que le confirió un inmenso significado ético en ese período de grandes cambios socio-políticos.

David y la Revolución Francesa

David apoyó incondicionalmente los principios de la Revolución, volviéndose miembro del Club Jacobino y amigo personal de Robespierre. Mientras otros artistas abandonaban el país en busca de nuevas y mejores oportunidades, David se quedó en Francia para ayudar a derribar el viejo orden. Como miembro de la Asamblea Nacional votó a favor de la ejecución de Luis XVI, aunque la monarquía le concediera mejores oportunidades que con el nuevo orden.

Es probable que la explicación de su carrera revolucionaria se fundamente en su personalidad. La formidable sensibilidad artística, su temperamento voluble, sus emociones volátiles y ardientes, el entusiasmo y la fiera independencia le conducirían inevitablemente a volverse un enemigo el orden establecido. Algunos biógrafos aluden a su «poderosa ambición... e inusual energía de voluntad» las que justificarían sus conexiones revolucionarias. Aquellos que lo conocieron personalmente aseguran que la explicación radica en su «generoso ardor» y alto idealismo- a veces fanático- a su entusiasmo más que al egoísmo y los celos, ingredientes que motivaron su actividad política durante esos años de lucha revolucionaria.

En medio a las acciones políticas, David volvió a sus férreas críticas dirigidas contra la Academia Real de Pintura y Escultura, ataques probablemente provocados por la hipocresía de la organización y el sostenido rechazo hacia su persona y su obra. La Academia Real estaba integrada casi exclusivamente por partidarios de la monarquía, y el intento de David por reformarla no produjo más que desagrado entre los miembros. Finalmente la Asamblea Nacional ordenó que el artista hiciera los cambios necesarios para desmontar ese reducto del antiguo sistema de poder, acomodándola a la nueva Constitución.

A la vez y febrilmente, David comenzó a trabajar en la propaganda para la nueva República. La pintura de Bruto se exhibió durante la obra “Bruto” de Voltaire. Al verla, el público asistente al teatro respondió con ostensivas manifestaciones de aprobación.

El 20 de junio de 1790 se celebró el aniversario del primer acto de rebeldía contra la monarquía: "El juramento del Juego de Pelota". David, presente en la conmemoración, aguardaba celebrar el acontecimiento con una nueva obra, ya que los jacobinos, revolucionarios eligieron al artista argumentando que  «su genio anticipó la Revolución».
David aceptó el encargo, y comenzó a trabajar en un lienzo colosal. La pintura nunca pudo finalizarse por completo debido a su gran tamaño (medía 10,67 por 10,97 metros) y porque algunas de las personas que debían aparecer representadas en la obra habían muerto durante el período del Terror. Solamente llegó a nosotros un esbozo con algunos rostros retratados.


Jacques-Louis David: “El juramento del juego de pelota”
(1791) Obra inacabada. Museo de Historia de Francia

En 1778, en ocasión del fallecimiento de Voltaire, la Iglesia le negó el sepelio eclesiástico, siendo su cuerpo enterrado de forma casi anónima cerca de un monasterio. Un año después, los viejos amigos del filósofo y escritor iniciaron una campaña con el objetivo de lograr que su cuerpo fuera sepultado en el Panteón, debido a que la propiedad de la Iglesia había sido confiscada por el gobierno revolucionario. En 1791, David fue nombrado para presidir el comité organizador de la ceremonia del traslado de los restos que consistió en un desfile cívico a través de las calles de París hasta el Panteón. A pesar de la lluvia y de la oposición de los conservadores basándose en la gran cantidad de dinero que debía gastarse en el evento, la procesión fúnebre se celebró con una asistencia de más de 100 000 personas que participaron del traslado de los restos del «Padre de la Revolución» a su lugar de descanso.
Esta fue la primera de las muchas celebraciones que David organizó para la República, entre las que se contaron las conmemoraciones para los mártires que murieron combatiendo a los realistas. Estos colosales funerales recordaban las fiestas religiosas paganos de griegos y romanos y muchos las consideraron como saturnales- festejos realizados en la Roma antigua en honor del dios Saturno en las que se relajaban las normas sociales.

En el año 1791, el rey intentó huir secretamente con toda su familia; estando a escasos 50 km de la frontera austríaca fue hecho prisionero. Luis XVI había pactado secretamente con el emperador José II de Austria- hermano de la reina María Antonieta- para ser repuesto en el trono. Al ser detenido, Austria amenazó a Francia que si la pareja real resultara herida declararían la guerra invadiendo el país. Como reacción, el pueblo francés decretó el arrestó de la familia real, trayéndola prisionera a París en medio del bullicio de quienes acompañaban la carroza real.

En ocasión de la primera sesión de la nueva Convención Nacional, junto a sus amigos Robespierre y Marat, David asistió con tal fervor, al extremo de ganarse el mote de «feroz terrorista». Robespierre exigió la ejecución del rey ante la Convención que juzgaba a Luis XVI. David votó a favor de la muerte del rey: su esposa, de extracción realista, se divorció de inmediato por ese motivo.
El 21 de enero de 1793 Luis XVI fue guillotinado. El día anterior habían asesinado a Louis Michel Le Peletier de Saint-Fargeau, crimen cometido por uno de sus  guardaespaldas en venganza por haber votado a favor de la muerte del Rey. David fue el encargado de organizar el funeral, y pintó para esa ocasión “Le Peletier asesinado”.


Jacques-Louis David: “Le Peletier asesinado

En la pintura se aprecia la espada asesina colgada por una débil hebra de crin sobre el cuerpo de Le Peletier, un concepto inspirado en la espada de Damocles, que ilustraba la inseguridad del poder y la oposición. Esta alegoría subrayaba el valor de Le Peletier y sus compañeros en relación con el poder opresor de la monarquía. La espada atraviesa un trozo de papel sobre el que está escrito «Yo voto la muerte del tirano», y como tributo, en el extremo derecho del cuadro, David colocó la inscripción «David a Le Peletier. 20 de enero de 1793». Lamentablemente, la obra fue destruida por la hija de Le Peletier, militante obsecuente en las filas realistas y sólo han llegado a nosotros reconstrucciones basadas en un dibujo, un grabado, y a través de las descripciones de contemporáneos. No obstante su destrucción, esta obra fue importante en la carrera de David, porque fue la primera pintura suya acabada durante la Revolución Francesa.  Realizada en menos de tres meses, a través de ella el artista inició el proceso de consolidación de su temática que continuaría con la pintura “La muerte de Marat”.

Jacques-Louis David: “La muerte de Marat”

 Periodista y parlamentario revolucionario, Marat- amigo personal de David- fue uno de los principales impulsores del período del Terror. Murió asesinado por Carlota Corday el 13 de julio de 1793, La mujer era una simpatizante del partido girondino que, pretextando entregarle una misiva urgente, lo apuñaló en su bañera.

Nuevamente David organizó un funeral espectacular  antes que Marat fuera sepultado en el Panteón. Para la ceremonia, pretendía que el cuerpo desfilara por las avenidas sumergido en la bañera durante la procesión funeraria, pero como el cuerpo había comenzado a descomponerse, debió ser rociado periódicamente con agua perfumada durante el extenso trayecto en el cual la ciudadanía iba a ver su cadáver para rendirle homenajes.

La muerte de Marat quizá sea la obra de David más conocida. Al presentarla a la Convención, dijo: «Ciudadanos, el pueblo llama de nuevo a su amigo; su voz desolada fue oída: David, coge tus pinceles..., venga a Marat... Oí la voz del pueblo. Obedecí.» David tuvo que trabajar con rapidez aprovechando la inmediatez de los acontecimientos, el resultado fue una imagen simple y poderosa.

Después de la ejecución de Luis XVI, estalló la guerra entre la nueva República y la mayoría de las monarquías europeas. El Comité de Salud Pública que velaba por la seguridad nacional estaba encabezado por Robespierre. María Antonieta también fue condenada a la guillotina, acontecimiento consignado en un famoso dibujo de David.



Jacques-Louis David: María Antonieta en la calle Saint
Honoré camino a su ejecución. Dibujo del natural.

Durante el reinado del Terror, David organizó su última gran celebración: el festival del Ser Supremo. Robespierre habíase percatado de la extraordinaria herramienta propagandística que suponían estas manifestaciones revolucionarias.  Decidió crear una nueva religión, mezclando ideas morales con los ideales republicanos. Se basaba en ideas de Rousseau, asumiendo Robespierre como el nuevo sumo sacerdote. La ciudadanía sería adoctrinada mediante estas conmemoraciones organizadas por David que eran llamadas "fêtes".

El día señalado- 20 de pradial- de acuerdo con el nuevo calendario republicano francés- Robespierre pronunció un discurso, descendió unos escalones y, con una antorcha que le entregó David, incineró una imagen pintada sobre cartón simbolizando el ateísmo. La quema del símbolo reveló otra imagen, la de la sabiduría. Esta festividad, rechazada por muchos, apresuró la caída del «Incorruptible».

Entre tanto, la guerra comenzó ser favorable a la joven República; las tropas francesas marcharon a través de Bélgica, no existiendo ahora la urgencia que justificó la creación del Comité de Salud Pública, que comenzó a perder protagonismo. Varios conspiradores arrestaron a Robespierre en la Convención Nacional y lo guillotinaron de inmediato, acabando así el Reinado del Terror en cuyo transcurso fueron ejecutadas miles de personas. Durante el arresto, David gritó a su amigo «si bebes cicuta, yo la beberé contigo». Se supone que cayó enfermo, porque no acudió a la sesión de la tarde debido a un repentino «dolor de estómago», lo que le salvó de ser guillotinado junto a Robespierre.

La muerte del líder jacobino puso fin al Periodo del Terror ingresando la Revolución Francesa en su última fase: el Directorio, cuyas autoridades ordenaron el arresto y encarcelamiento de David.

David durante el Directorio

Estando en la cárcel, David pintó su autorretrato, (el que encabeza esta crónica) más joven de lo que realmente era. Después que su mujer lo visitara en prisión, concibió la idea de relatar la historia de las sabinas.

Jacques-Louis David: “El rapto de las sabinas) 1799.

Se considera que “El rapto de las sabinas” (acabado en 1799), representa un momento político e histórico francés posterior a la época en que fue concebido: la paz, porque las sabinas se interponen entre los combatientes.

También se supone que esta obra fue pintada en honor a su esposa, porque el tema representa el amor femenino que prevalece sobre el conflicto. La pintura también fue vista como un ruego a la ciudadanía para que se uniera después de la fase sangrienta de la última etapa de la Revolución.

La obra atrajo la atención de Napoleón. Durante este período, muchas cosas comenzaron por cambiar fuera de los muros de la prisión, por ejemplo los cuerpos de los mártires de la Revolución fueron sacados del Panteón y enterrados en cementerios comunes, destruyéndose estatuas y monumentos revolucionarios.

Cuando David fue liberado de la cárcel, Francia ya no era la misma. Su esposa consiguió que lo sacaran de la prisión, pero él escribió cartas a su anterior esposa, jurándole que nunca había dejado de quererla. Se volvió a casar con ella en 1796,  restaurando su antigua posición, socio-económica. Organizó su taller y admitió nuevos alumnos, retirándose definitivamente de la vida política.

David y Napoleón 

Durante la participación de David en el Comité de Salud Pública en el período del Terror jacobino, sentenció a muerte a un noble casi desconocido llamado Alexandre de Beauharnais. La viuda de ese individuo, Rose-Marie Josephe de Tascher de Beauharnais sería más tarde conocida como Josefina Bonaparte, emperatriz de los Franceses. Irónicamente, la ceremonia de su coronación llevada a cabo por su marido, Napoleón I, fue la que David representó memorablemente en la obra “Coronación de Napoleón y Josefina”, finalizada el 2 de diciembre de 1804.

Jacques-Louis David: “Coronación de Napoleón y Josefina” 1804.

Desde el primer encuentro con el entonces General, David admiraba a Napoleón, impresionado por sus rasgos clásicos. Pidiendo que el ocupado e impaciente militar posara para él, David logró realizar un esbozo de su rostro en 1797, pero la composición completa del "General Bonaparte sosteniendo el tratado de paz con Austria" quedó sin acabar.

Jacques-Louis David: “Retrato de
Napoleón en su gabinete” 1812.

Napoleón sentía alta estima por David, solicitándole que lo acompañase a Egipto en 1798 para registrar su campaña del norte de África, pero David rechazó la invitación, sosteniendo que era demasiado viejo para volver a correr aventuras y en su lugar envió a su estudiante, Antoine-Jean Gros.

Después del exitoso golpe de estado en el año 1799, como Primer Cónsul, Napoleón encargó a David que conmemorara su audaz cruce de los Alpes. El paso del San Bernardo le permitió a los franceses sorprender al ejército austriaco y obtener la victoria en la batalla de Marengo el 14 de junio de 1800. Aunque Napoleón había cruzado los Alpes montando una mula, pidió que se le retratara «sereno sobre un fiero caballo». David cumplió, pintando el “Retrato ecuestre de Bonaparte en el monte San Bernardo”. Después de la proclamación del Imperio en 1804, David se convirtió en el pintor de corte oficial del régimen.


Jacques-Louis David: “Napoleón cruzando los Alpes” 1804.

Una de las obras encargada a David fue “La coronación de Napoleón en Notre Dame”. A David le permitieron asistir personalmente al acontecimiento. Logró que le llevaran planos de Notre Dame y los partícipes en la coronación acudieron a su estudio para posar individualmente, aunque nunca concurrió en persona el emperador (la única vez que David obtuvo un posado de él había sido en 1797).

David consiguió que posaran privadamente para él, la emperatriz Josefina y la hermana de Napoleón, Carolina Murat, a través de la intervención personal del Patrón de las Artes, el Mariscal Joaquín Murat, cuñado del emperador. Para el fondo, David representó el presbiterio de Notre Dame repleto de personajes. El papa posó también para la pintura, y de paso bendijo a David pese a toda su actividad anticlerical durante el período revolucionario. Napoléon acudió a ver al pintor mientras ejecutaba la obra; permaneció observando fijamente el lienzo durante una hora y dijo «David, te rindo homenaje». David tuvo que rehacer varias partes de la pintura debido a varios caprichos del Emperador. Irónicamente por esta pintura de gigantescas dimensiones , David recibió la irrisoria suma de 24 000 francos.

David en el exilio

Cuando los Borbones regresaran al poder a la caída del Imperio Napoleónico, David integraba la lista de los proscritos por revolucionarios y bonapartistas. El nuevo rey Borbón, Luis XVIII, a pesar de sus antecedentes, le amnistió e incluso le ofreció un cargo como pintor de la corte. David rechazó su oferta, prefiriendo en lugar de ello, exiliarse voluntariamente en Bruselas, Bélgica.

Allí, pintó Amor y Psique (1817) y vivió hasta sus últimos días con su esposa, con la que había vuelto a casarse al salir del presidio. Durante este tiempo, se dedicó principalmente a cuadros a escala menor abordando temas mitológicos y a retratar a bruselenses acaudalados y emigrados napoleónicos, como El General Gérard (1816).

Jacques-Louis David: “Marte desarmado por Venus y las Gracias” 1824.

Su última gran obra, “Marte desarmado por Venus y las Gracias” fue comenzada en el año 1822 y finalizada el año anterior a su muerte.

Una vez más el tema inspirador provenía a la mitología griega.

La pintura fue exhibida primeramente en Bruselas para luego ser enviada a París, donde los ex- alumnos de David acudieron en gran número a verla. Los expositores lograron un beneficio neto de 13 000 francos por la venta de los ingresos, lo que significa que hubo más de 10 000 visitantes, un número muy elevado para la época.

Su muerte

A la salida del teatro, David, quien ya contaba con 77 años, fue golpeado por un carruaje en la calle. Hospitalizado, falleció el 29 de diciembre de 1825. Había sido diagnosticado con deformaciones cardíacas.

Después de su muerte, algunos de sus retratos fueron subastados en París, por precios muy bajos.

Su famoso lienzo de Marat, aún intacto se exhibía en una sala especial retirada, para no enfurecer al público anti-revolucionario.

La monarquía francesa no permitió que el cuerpo de David regresara a Francia, a pesar de las peticiones de su familia, debido a la intervención que tuvo el artista en la ejecución de Luis XVI. Por lo tanto, su cuerpo fue sepultado en Bruselas, aunque su corazón fue llevado al cementerio Père Lachaise en París.

Algunos de los retratos célebres pintados por David

“Retrato ecuestre del Conde Stanislaw Portocki” 1781



“Retrato de Lavoisier y su esposa” 1788.


“Retrato de Anne- Marie-Louise Thélusson- Condesa de Sourcy ” 1790.


“Retrato Mme. Racamier” 1800.



“Retrato del Papa Pío VII” 1805.



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